miércoles, 25 de mayo de 2011

París la ciudad del amor

Si al viajero se le pregunta por la ciudad del amor, automáticamente responderá París. Mágica, romántica y acogedora, es el destino por excelencia, no solo de amantes, sino de bohemios que acuden a ella en busca de inspiración.
Sin duda, la jornada parisina debe comenzar a orillas del Sena, donde dicen se encuentran las cenizas de Juana de Arco. Desde allí podrá acceder a la Catedral de Notre-Dame, una de las más celebres del mundo gracias a la obra de Víctor Hugo, ‘Nuestra Señora de París‘. La historia presenta a Quasimodo, un jorobado que se encarga de las campanas de la catedral, una bailarina de raza gitana llamada Esmeralda y a un archidiácono, padre adoptivo del campanero, que, atraído por la bailarina, pide a su protegido que la rapte.
Tras esta vista, el viajero tiene parada obligatoria en el palacio del Louvre, fortaleza del siglo XII con ampliaciones renacentistas convertido ahora en museo de arte. El Louvre cuenta actualmente con alrededor de 300.000 piezas de las que tan solo se exponen 35.000. Entre las obras más buscadas se encuentra la famosa Gioconda (”La mona Lisa”) del famoso pintor y escultor Leonardo Da Vinci, así como obras del arte universal como la Venus del Milo, la Victoria de Samotracia o el Escriba sentado.
Las Tullerias, primer jardín de la ciudad
A tan solo unos metros del imponente museo, podrá descansar en el jardín de las Tullerias, que perteneció a un antiguo palacio real del siglo XII que fue destruido por la Comuna de París en el año 1871, por lo que se convierte en el más antiguo de la ciudad y primer jardín público.
Tras el breve descanso, y ya en la plaza de la Concordia, podrá deleitarse con la primera visión de la torre Eiffel. Siga por la comercial avenida de los Campos Eliseos y llegará hasta el Arco del Triunfo, ubicado en la plaza Charles de Gaulle y mandado construir por Napoleón Bonaparte tras su victoria en la batalla de Austerlitz en 1805, donde prometió a sus hombres que volverían a casa bajo arcos triunfales.
Desde allí, camine por la zona de Embajadas hacia Trocadero, donde se topará con la torre Eiffel, estructura diseñada por el ingeniero Gustave Eiffel con ocasión de la exposición universal de 1889. Aunque estaba previsto que la torre alcanzase los 350 metros de altura, tan solo se construyeron 300, ya que los vecinos se quejaron al sentir como una amenaza que un edificio así pudiera caer.
Noche y amanecer
Entrada la noche, la capital francesa es el sitio perfecto para disfrutar y sentir al máximo su ambiente bohemio. Acérquese al barrio de Montmartre y disfrute de una velada en el conocido Moulin Rouge, construido en 1889 por Joseph Oller, que en la actualidad continúa ofreciendo una gran variedad de espectáculos para todos aquellos que quieren evocar el ambiente bohemio de la Belle Époque. Y si puede, aproveche la salida del sol para visitar la Basílica del Sacré-Cœur, situada en lo más alto de la colina, que le ofrecerá una de las más bellas vistas de la capital francesa.
Para finalizar la visita, mezclado entre angostas callecitas, se encuentra el mercado de Mouffetard, con puestos de frutas, verduras, quesos… Sin duda, se recomienda al visitante desayunar en una de las numerosas creperías que lo pueblan.

No hay comentarios:

Publicar un comentario